– Lina García –
El 10 de octubre es el Día Mundial de la Salud Mental y esta conmemoración se originó en 1992 a través de la Federación Mundial de Salud Mental con el propósito de equiparar la salud mental con la salud física. Esto representa un recordatorio claro sobre la importancia de abogar por y proteger el derecho a vivir una vida con dignidad, respeto y atención de calidad.
Durante el año 2022, el Foro Económico Mundial definió los problemas de salud mental como uno de los principales riesgos globales, los cuales han empeorado como respuesta a la pandemia y han generado afectaciones en el bienestar, el desarrollo y el entorno. El aumento de casos reportados de ansiedad, demencia, depresión y estrés ha puesto en alerta a la Organización Mundial de la Salud, ya que se consideran las principales causas mundiales de discapacidad.
Salud Mental y Sostenibilidad
¿La salud mental y la sostenibilidad son cuestiones ajenas entre sí? Reconociendo los tres pilares fundamentales (crecimiento económico, inclusión social y protección del medio ambiente) y entendiendo la salud como un estado de equilibrio entre el bienestar físico, mental y social, comprenderemos que, en realidad, ambos temas tienen más similitudes y se influyen mutuamente de lo que comúnmente se cree.
Nuestro entorno es un factor determinante en la construcción de nuestra identidad. Según las palabras de Oscar Navarro, doctor en psicología y autor del libro «Handbook of Environmental Psychology and Quality of Life Research», “somos los lugares que hemos vivido, aquellos que han contribuido a nuestra formación y experiencia”. Al nacer, cada persona pertenece a un espacio que incorpora características propias, como culturas, idiomas, climas y hábitats. Es fundamental comprender la influencia que ejercen los hábitos y las decisiones individuales en la salud mental, tanto en cada ser humano como en quienes les rodean. Cada acción tiene consecuencias, y aunque no siempre sea sencillo entenderlo o incluso parezca desalentador, cada persona desempeña un papel relevante en su entorno.
Ahora bien, entendiendo la interrelación entre ambos aspectos, es fundamental reconocer el espacio laboral como influyente directo del bienestar individual y colectivo. Las empresas cuentan con la obligación de promover no solo los hábitos saludables, sino también de romper con los estigmas y los tabúes en su discurso, promoviendo el libre desarrollo de la personalidad, creando vínculos activos de comunicación y generando lo necesario para cumplir a cabalidad con los objetivos del trabajo decente, la salud y el bienestar.
Por eso, al hablar de salud mental, al regular y validar las emociones, lograremos comprender por qué actuamos de acuerdo a nuestros pensamientos y creemos en lo que creemos. Reconocer la singularidad de cada ser humano, aunque pueda sonar trillado, nos permitirá descubrir las vías adecuadas para proteger los entornos y los recursos de cara al futuro.
Desde ARCO les invitamos a conmemorar el Día Mundial de la Salud Mental, analizando cómo están sus organizaciones en esta materia, entendiendo los riesgos a los que estamos expuestos y generando planes, programas y acciones concretas para que la salud mental de todas las personas en nuestras empresas y organizaciones sea un tema prioritario y que se gestione diariamente. Sin salud mental no hay sostenibilidad!