Marcela Castro
Romper un paradigma social es un reto difícil. Pero, para empezar, deberíamos saber qué es un paradigma social. En el año 1939, el físico y filósofo Fritjof Capra desarrolló el término, definiéndolo como todas las creencias, términos, percepciones, actitudes y prácticas que caracterizan a una comunidad, formando su percepción de la realidad y ayudando a organizarse socialmente.
Los paradigmas sociales tienen varias características a destacar: suelen ser constantes en el tiempo, son difíciles de cambiar y, además, pueden transformarse de una sociedad a otra. Esto, significa que lo que para un grupo es aceptable socialmente, para otro grupo puede no serlo. En suma, los paradigmas en sí mismos, ayudan a formar las normas de comportamiento de un grupo, pero también pueden forjar desigualdad, discriminación o prejuicio.
Una vez entendido esto, debemos cuestionarnos cuáles son los que tenemos en nuestra sociedad frente a los recicladores/as de oficio. Si nos preguntáramos qué es un reciclador de oficio, es altamente probable que muchas personas imaginen a una persona que pasa por las residencias recogiendo el cartón o el vidrio, los días que hay que sacar los residuos.
También encontramos personas con una percepción hacia esta población, asociada con personas que tienden a consumir sustancias psicoactivas, están en una condición de habitabilidad en calle y se encuentran en dinámicas de delincuencia.
Adicional a esto, la mayoría de personas, lo consideran como un oficio sucio asociado con el manejo y disposición de desperdicios, y que no es rentable económicamente.
Tras varios años de tener el privilegio de trabajar de la mano con recicladores/as de oficio, queremos romper los paradigmas negativos asociados al desarrollo de su tan importante labor. Por esta razón, preguntarnos ¿qué hacen las personas recicladoras de oficio? ¿cuáles son los problemas que enfrentan en la práctica de su oficio?, ¿se puede vivir de este oficio? ¿hay respaldo jurídico asociado a este oficio? ¿qué retos tienen?, abren una discusión tanto interesante como necesaria.
El reciclador de oficio según el Decreto 596 del 2016 es una persona natural que realiza de manera habitual las actividades de recuperación, recolección, transporte, o clasificación de residuos sólidos para su posterior reincorporación en el ciclo económico productivo como materia prima; que deriva el sustento propio y familiar de esta actividad.
Ahora bien, en un escenario ideal en el marco del aprovechamiento de residuos en Colombia, los recicladores/as de oficio tomaría protagonismo en dos momentos de la cadena: recolección del material y transporte del mismo; tal y como se evidencia en la siguiente imagen. Sin embargo, en la práctica el consumidor no realiza de forma adecuada la separación en la fuente, lo que adiciona una actividad a la labor de las personas recicladoras de oficio.
A continuación, daremos respuesta a preguntas clave con la finalidad de generar reflexión alrededor de los paradigmas asociados a los recicladores/as de oficio y presentaremos, basados en nuestra experiencia y cercanía con algunas Asociaciones de Recicladores, su retos y problemáticas.
¿Qué hace una persona recicladora de oficio en el día a día?
Los recicladores/as de oficio son personas trabajadoras y madrugadoras, que normalmente recorren distancias entre 20 y 40 kilómetros diarios, en jornadas que superan las 12 horas.
También, tienden a transportar grandes cantidades de material que oscilan entre los 80 y 100 kilogramos; identificando con la precisión que da la práctica y los años, materiales aprovechables como cartón, papel, vidrio, chatarra y plásticos de diferentes tipos, calibres y colores.
Carolina Gutiérrez, integrante de la Asociación Unidos por el Desarrollo Ambiental Sostenible, nos cuenta cómo se hace la separación de los residuos aprovechables en su Asociación.
¿Cuáles son los problemas que enfrentan en la práctica de su oficio?
Varias son las barreras a las que los recicladores/as de oficio se enfrentan en el día a día. En primer lugar, es importante reconocer que es un trabajo que no asegura unas condiciones laborales dignas, pues no garantiza un salario fijo, entrega de Elementos de Protección Individual (EPI), acceso a educación o capacitación. Por lo cual crea una desventaja y brecha social.
Otra de las problemáticas asociadas, es que los ciudadanos no realizan una efectiva y correcta separación en la fuente, lo cual dificulta su trabajo. En consecuencia, los recicladores/as se ven expuestos a diferentes tipos de riesgos, como cortaduras con elementos que pueden generar peligro para su salud, como agujas usadas, o exposición a fluidos y lixiviados.
Por esta razón, una manera en la que día a día debemos, como ciudadanos y ciudadanas, asumir nuestra responsabilidad dentro del aprovechamiento de residuos al tiempo que facilitamos el desarrollo de este oficio, es realizar una separación en la fuente a conciencia.
Para esto, es importante tener en cuenta que, de acuerdo a la normatividad, la correcta separación en la fuente se debe realizar de la siguiente manera:
Sumado a los problemas mencionados anteriormente, se encuentra la guerra de los residuos, que está relacionada a la disputa por los materiales aprovechables. Generalmente, los recicladores/as de oficio deben correr contra el tiempo para lograr obtener el material aprovechable antes de que el vehículo recolector pase, de lo contrario todo terminará en el relleno sanitario.
Otra barrera es el costo de los residuos y su estandarización en el país. Esto, quiere decir que los residuos aprovechables tienen costo diferente dependiendo del lugar en donde se encuentre, es decir, la misma botella de plástico no vale lo mismo en Bogotá que en Cali. Adicionalmente, su valor responde a dinámicas de mercado y por lo tanto a
sus variaciones, lo que implica que el precio de estos residuos aprovechables varía en el tiempo. Por ejemplo: la primera semana de un mes el kilo de papel está en $500, si el reciclador/a logró recolectar 5 kilos, ganó $2.500, pero si el mercado de este material en la tercera semana del mismo mes, baja a $450 los recicladores/as deben aumentar sus esfuerzos para ganarse los mismos $2.500.
Kevin Velásquez, Líder HSEQ de Logirec, una Asociación de Recicladores ubicada en el barrio Meissen de Bogotá, nos comparte, cuáles son las problemáticas que desde la Asociación se identifican.
¿Se puede vivir de este oficio?
En términos prácticos, se puede decir que sí es posible, sin embargo, hay que plantearse los siguientes cuestionamientos ¿a qué costo? y ¿bajo qué condiciones? Un reciclador/a de oficio que se dedique solo a esta labor y que pertenezca a una Asociación, puede ganar en promedio en el día hasta $30.000 COP, menos del valor de un día del salario mínimo legal vigente y sin las garantías de un contrato laboral. Sumado a esto, la formalización de los recicladores/as se vuelve compleja en la medida que la mayoría no saben usar herramientas tecnológicas, no tienen acceso a productos financieros o educación.
¿Cómo están organizados los recicladores/as de oficio?
Algunos recicladores/as de oficio se han unido y estructurado asociaciones colectivas de trabajo que les han permitido unir esfuerzos y formalizarse.
Varias familias llevan más de una generación apostándole al sector. En este camino, hemos evidenciado que las segundas generaciones han logrado acceder a educación, lo que ha permitido tecnificar y formalizar el negocio familiar, estableciendo microempresas que brindan oportunidades de empleo a otros recicladores/as que llevan años en la informalidad.
Sin embargo, la Unidad Administrativa Especial de Servicios públicos- UAESP, publicó en el 2021 “Caracterización Población Recicladora 2020”* , en la cual se evidencia que el
59,68% de los recicladores son adultos mayores y solo el 13,49 % son jóvenes.
Lo que refleja que la tendencia en el sector se concentra en la población mayor y no en jóvenes.
¿Hay respaldo en la normativo asociado a este oficio?
Colombia es uno de los países a nivel mundial que se resalta por tener un marco normativo ambiental extenso. En relación con los recicladores/as de oficio se destacan el Decreto 1077 de 2015 (Decreto Único Reglamentario del Sector Vivienda, Ciudad y Territorio), donde se establecen aspectos relacionados con el Servicio Público de Aseo, dicta definiciones, establece los aspectos generales en la prestación del servicio de aseo, recolección y transporte y estipula el proceso de formalización de los recicladores/as.
También, se encuentra el Decreto 596 de 2016 por el cual se modifica y adiciona el Decreto número 1077 de 2015 en lo relativo al esquema de la actividad de aprovechamiento del servicio público de aseo y el régimen transitorio para la formalización de los recicladores/as de oficio.
Es importante resaltar que, en la normatividad, está estipulada la forma en la que hacemos el pago de los servicios públicos que incluye una tarifa única de aseo de la cual un porcentaje debe ser destinado a la actividad de reciclaje. Para que el recicladores/as de oficio pueda acceder a este rubro, debe pertenecer a una Estación de Clasificación y Aprovechamiento (ECA), que es quien reporta la cantidad de material aprovechado.
¿Qué retos tienen?
Muchos son los retos que tienen los recicladores/as de oficio y su gremio, dentro del común denominador están: formalización del sector, tecnificación de los procesos, educación y legalización en las rutas de recolección selectiva.
Cándida Gómez, es otro ejemplo en el cual varios recicladores/as de oficio, se unieron y crearon la Asociación de Recicladores/as de Cartagena ARCA ESP. Ella, nos cuenta su experiencia y los retos del sector que ella considera importantes.
En conclusión, muchos de los recicladores/as de oficio trabajan arduamente día a día, en un oficio que es difícil dadas las condiciones de la labor. Sin embargo, muchas de estas personas, ven en el reciclaje una oportunidad de trabajo que han venido desarrollando y poco a poco formalizando, por lo que se han venido uniendo y han empezado a formarse por medio de la educación para apoyar al gremio y crecer en la esperanza de un planeta limpio.
¡Es el momento de romper los paradigmas! Los recicladores/as son personas que trabajan día a día bajo condiciones que requieren de intervención inminente para dignificar su trabajo y por ende mejorar su calidad de vida. Prestan un servicio fundamental a la sociedad, al ser parte esencial en la gestión de un reto al que nos enfrentamos como país, que es el aprovechamiento de residuos y materiales, de cara a la transición de una economía lineal a una Circular.
* (UNIDAD ADMINISTRATIVA ESPECIAL DE SERVICIOS PÚBLICOS, 2021)